Por casualidad, al pasar junto a un grupo de personas que recogían materiales de desecho, nuestro equipo vio a un hombre atando a un perro en su motocicleta. Tras investigar más a fondo, descubrimos que trabaja como carroñero, pero a menudo compra perros para venderlos en tiendas de carne para perros. El perro estaba atado de manos y pies y vestido con sacos lastimosamente. Sabíamos que teníamos que rescatarlo.
Nos acercamos al hombre y le preguntamos si podíamos comprarle el perro. Él se negó, diciendo que éste eга su trabajo principal y que no podía dejarlo. Culpó a los comedores de perros y al dueño del perro por sus acciones, alegando que sólo lo hizo para mantener a su familia.
Sin inmutarse, nuestro equipo llevó a cabo una campaña de propaganda para crear conciencia sobre el comercio de carne de perro y su crueldad. También trabajamos con las autoridades locales para rescatar al perro de las manos del hombre.
Llevamos al pobre perro de regreso a nuestro centro y le proporcionamos comida, agua y atención médica. Fue reconfortante verlo recuperar lentamente su fuerza y comenzar a confiar nuevamente en los humanos.
Si bien pudimos rescatar a este perro, todavía hay muchos otros que sufren en el comercio de carne de perro. Esperamos que, creando conciencia y tomando medidas, algún día podamos poner fin a esta сгᴜeɩ industria.