Al enterarse de la difícil situación de Winnie, Stephanie se comprometió firmemente a brindarle atención y ayudarla en su milagrosa recuperación.
Al traer a Winnie a casa, lo primero que hizo Stephanie fue darle una ducha relajante. A pesar de la aparente inmovilidad de sus piernas gravemente heridas, la determinación de Stephanie permaneció inquebrantable.
Al principio, Stephanie intentó usar un arnés para levantar a Winnie, con la esperanza de animarla a caminar, pero no dio resultados. Fue entonces cuando Stephanie recurrió al agua. Para su inmensa alegría, en el momento en que colocó a Winnie en el agua, ¡las patas del cachorro comenzaron a moverse! A partir de ese momento, Winnie practicó diligentemente caminar en el agua.
A medida que pasó el tiempo, las piernas de Winnie se hicieron más fuertes. Stephanie y su esposo reconocieron la necesidad de un carrito personalizado con ruedas para respaldar su movilidad. Esperaban que el carrito la ayudara a levantarse, pero Winnie sorprendió a todos al dar sus primeros pasos vacilantes por su cuenta. Este fue un momento de puro deleite, no solo para Stephanie y su esposo sino también para Winnie: un hermoso testimonio de la resiliencia de la vida.
Teniendo en cuenta su estado, los veterinarios habían estimado que Winnie tardaría tres meses en volver a caminar. Una vez más, Winnie superó todas las expectativas al caminar sin ayuda en tan solo unas semanas.
“Estábamos llenos de entusiasmo, esperanza y un inmenso orgullo”, compartió Stephanie. “Si ella no quiere que la atrapes, no puedes atraparla”.